No hay ninguna madriguera....
- - ¡Qué sensación más extraña! -- dijo Alicia --. Me debo estar encogiendo como un telescopio.
- - ¡Qué sensación más extraña! -- dijo Alicia --. Me debo estar encogiendo como un telescopio.
Durante mucho tiempo he usado esta "firma" en multitud de lugares como foros, el messenger, etc... Y creo que va siendo hora de explicar porque la uso y qué significa para mi.
PERDIDO EN MIS SUEÑOS
Es en los sueños donde buscamos, en ocasiones, las respuestas a una vida no demasiado satisfactoria. Muchos sueños seguirán siendo volubles, probablemente, toda la vida. Cuando los sueños se hacen realidad dejan de serlo y, en la mayoría de las ocasiones, pierden su magia.
Pero son los sueños peligroso. En un símil con el cuento de la lechera, soñadora por antonomasia, los sueños pueden distraerte de la consecución de los mismos en la realdiad y ahcerte fracasar. También pueden suponer una decepción, ya que al hacerse realidad no satisfacen las expectativas imaginadas.
Como consecuencia uno puede perder la fe en los sueños, considerarlos vanas distracciones de gente inmadura. Pueden volver a alguien complaciente y hacerle perder incluso su ambición. Pueden hacerle ver al soñador como un fracasado, incapaz de ser algo salvo en sus inalcanzables sueños.
Al igual que para ciertos artistas, los suñeos serían sus drogas, capaces de otorgarles la inspiración para sus obras maestras, pero con posibles peligros secundarios.
ASOMADO A LA REALIDAD
Pero es la realidad la mano de obra de los arquitectos oníricos. Igual que todos los proyectos la idea inicial dista mucho del resultado final. Uno debe convencerse de que la forma en que se resuelven en la realidad ciertas metas puede ser de los más impredecible.
Pero la realidad, al igual que los sueños, puede ser muy absorvente. Luchar día a día por conseguir esa recompensa consabida, aspirar a metas certeras, acostumbrarse a una rutina complaciente, ya no por la satisfacción que produce sino por la seguridad de participar en un mundo estático. Y es peligroso creer también que se cumplirá sólo lo así estipulado.
Pero quien vive con los pies en la realidad dispone de las herramientas para transformar sus sueños en hechos. Es quien conoce las limitaciones y posibilidades de un mundo que no se creo para que la gente pudiera alcanzar us sueños.
En conclusión. Un equilibrio sería la respuesta. Pero incluso la aproximación a este hipotético equilibrio es un sueño roto de antemano.
Es la ya famosa frase
Sólo en sueños somos libres
Perdido en mis sueños...
... Asomado a la realidad...
Disfruta el momento.
Me comería el tiempo a mordiscos si no supiera que ese tiempo está ocupado por la esperanza de conseguir mis sueños, y que gran parte de ésta es fruto del autoengaño. Dicen que el autoengaño nos hace más felices. Sí. Y más gilipollas, y más decepcionados.
Tal vez sea buena la Dormidina para no soñar demasiado o para que por lo menos los sueños más complicados te pillen con el cerebro medio anestesiado. También puede ser buena opción darse una buena hostia antes de tirarse al vacío para acostumbrarte al dolor y no enterarte casi del golpe final. Porque cuando se te plantean sueños imposibles tienes dos opciones, asumir tu posición y decir adiós al tren que no para en tu andén, o tirarte sin pensar que en el 99% de las veces en vez de acabar en un vagón de primera clase como desearías, ni siquiera llegarás a tercera clase y acabarás atropellado por el mismo tren o con los morros contra las vías. Si eres amante del masoquismo sentimental, o coleccionista de sueños rotos, como yo, sin duda optarás por la segunda opción sin pensarlo demasiado.
Porque, al fin y al cabo, ¿qué sería de la vida sin esa emoción producida por la incertidumbre de ese posible 1% que podría hacer que tus sesos no acabaran esparcidos entre vía y tren?
Exijo la obligación de todas las personas de cometer un salto al vacío al menos una vez en la vida, y reivindico la libertad individual de poder elegir la modalidad de salto así como la de decidir si tirarse con o sin paracaídas.
Eso sí, advertir desde un principio que vivir de sueños puede crear adicción y el emo-sado puede ser perjudicial para la salud.
Nuestro querido soñador Nannkko se ha currado este post de presentación. Íba a decirle que debía reducrise a un texto breve de un párrafo como el rest, pero me pareció tan bueno que... ¡que diantres! ¡Todo el post entero!
Somos lo que soñamos.
Quizás el lector detecte cierta ingenuidad en la sentencia. El punto de vista que me gustaría transmitir es el contrario. La necesidad vital de encontrar algo a lo que agarrarnos. La esperanza (¿¿última??) de que queda algo por lo que luchar y por lo que levantarse cada mañana. Algo por hacer, para nosotros, para o por quien amamos, para el que nos paga...
Por concretar, me refiero a ese algo que nos hace mantener la esperanza, las ganas de sentirnos vivos, una pequeña pasión, un gustazo. Algo pequeño que nos satisfaga hacer o conseguir. Algo grande en lo que invertir nuestras energías (las pocas que quedan al llegar a casa tras el tute diario).
Las preocupaciones crecen con los años (además de los kilos y los gastos) y los sueños se quedan pendientes ("para más adelante", pensamos) por no decir tirados irremediablemente en la cuneta de nuestra carretera. El ritmo de la circulación hace que los dejemos a un lado "para otro momento más propicio".
Los sueños sueños son pero los necesitamos. Mucho. Según en qué nivel de necesidad nos encontremos (Pirámide de Maslow) tendremos límites más elevados para nuestros sueños. Más costosos de conseguir a nivel energético y temporal y económico.
Al lector curioso invito a pensar en historias inspiradoras como "La leyenda del indomable" (Paul Newman). O la frasecita encantadora: "Que la fuerza te acompañe". Como en el "Aprenderás" atribuida erróneamente(¿?) a William Shakespeare:
(Aprenderás) (transcribo:)
Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque pocas cosas son tan humillantes y sería una tragedia si lo creyese porque le estarás quitando la esperanza".
Bien es sabido por la mayoría que en pocas ocasiones una buena idea es buena en la práctica. Hay numerosos ejemplos en la actualidad, que no nombraré para no crear debates políticos.
En ocasiones sueño conmigo mismo. Con como hubiera sido mi vida de haber tomado otras decisiones. Los tengo de dos tipos, de amigos/familia y de trabajo. Suelo tener estos sueños cuando ha pasado un tiempo desde que he cambiado de trabajo o cmabiado mi ritmo social.
Normalmente la sensación al despertarme es que he tomado las decisiones acertadas, pero también siento algo de nostalgia. Nostalgia de seguir estudiando, sin ningún proposito aparte del placer de llegar a clase y ver a los compañeros. De seguir en otros curros donde las cosas eran bien distintas (por lo general peores). Y aunque los pros nunca habían sido mayores que lso contras, siento nostalgia de los buenos momentos que me hubieran proporcionado.
A veces pienso que mi cerebro me hace pensar que he tomado las decisiones acertadas para no hacerme pensar en el cambio. Dicen que el ser humano es un animal de costumbres, por lo tanto también de estabilidad. Pero a veces me pregunto qué hubiera pasado de tomar otras decisiones.
¿Y si hubiera seguido estudiando y hubiera ido a la universidad? ¿Y si hubiera continuado como delieante trabajando para ingenieros? ¿Y si hubiera seguido en seguridad y me hubiera sacado la licencia? Todas las opciones podrían acabar en un estilos de vida muy distintos, no mejores ni peores, pero muy distintos. Desde mi punto de vista acomodado me parece que mi actual situación es la más acertada, pero realmente nunca lo sabré.
Ojalá pudieramos sentir de verdad, aunque sólo fuera soñando, como sería nuestras vidas de haber tomado otras decisiones.
Hoy empieza este proyecto personal. Personal para todos los que lo formamos. Todos hemos tenido que despertarnos o desengañarnos en esta vida mientras veíamos cómo nuestros sueños se rompían. ¿Vale la pena pues seguir soñando?
Esto es lo que opinan nuestros miembros...
Anuski:
Sueños rotos… ¿quién no tiene de eso? Sólo quien no ha soñado nunca. ¿Merece acaso la pena tener sueños para después ver cómo se rompen en mil pedazos? Tal vez sea de las pocas cosas que merecen la pena en la vida. Crear un sueño, darle forma, vivirlo y desear que se haga realidad. ¿Acaso es peor vivir de sueños que vagabundear por la vida como un autómata más? Porque los sueños, a pesar de que sean tan frágiles que se puedan romper en un solo segundo, han sido, son y serán nuestro único patrimonio
verdadero.
Soñar implica estar vivos; incluso cuando dormimos, nuestra mente sigue sin descansar, nos trae las imágenes oníricas de lo imposible, de lo pasado, de lo que tal vez podría ocurrir...Cerrar los ojos y preguntarse si somos solo el sueño de otra mente, si lo que vemos cada día, cuando vamos a trabajar o a estudiar es real o no. Soñar es estar vivos, querer alcanzar el sueño anhelado, es evolucionar en nuestra vida, significa no mantenerse impasible, inmóvil...Evo:
Los sueños a veces no son sino una meta que, a pesar de ser inalcanzable, nos permite luchar y alcanzar otras, de menor envergadura pero importantes para nuestro progreso. Los sueños son una ilusión, al tiempo bella y práctica que nos permiten mejorar como personas y disfrutar en el intento.